jueves, 15 de abril de 2010

Mysore


Nuestra primera Samosa que nos dio confianza para hincarle el diente. Buenisima

Entrada al palacio del Marahaja: caras felices y un sol abrasador.

Mas cara de felicidad, ahora por la recien compra del gorro. Imprescindible

Detras de mi, el mercado de fruta.

Vista frontal del Palacio. Precioso su interior pero imposible hacer fotos.

Mas fotos del Palacio.

Templo Hindu cercano al Palacio.

Amigos en el "restaurante". Gracias por las cervezas.


En Casa de Andalasan con su familia.

Llegamos a Mysore en un sleeper-bus mucho mas incomodo que el anterior( el que nos llevo desde Hampi Gokarna), mucho mas ruidoso y causante de mis angustias a media noche por los 'meneos' que el dichoso vehiculo nos metia...Aterrizamos en la ciudad a eso de las 11 de la manana, dispuestos a enfrentarnos de nuevo con sus taxistas, sus hombres desocupados que prefieren llevarse unas 10rupias por llevarte a un hotel proximo antes que seguir consumiendo el hastio de sus dias bajo ese sol criminal...,la ruta obligada por puestos incesantes e inacabables de fruta, souvenirs repetidos y nada originales, samosas llenas de fritanga expuestas con la salsa de las moscas revoloteando alrededor...pero, nos sorprendio.
Nos sorprendio, como esas pequenas cosas que suceden sin mas, que no las buscas porque a priori piensas que te van a desagradar o que, simplemente, va a ser un poco 'mas de lo mismo' y, sin embargo, encontramos de alguna manera un pequeno rincon para nosotros en esa bonita ciudad.
Nos alojamos en un barato y acogedor hotel, centrico y apetecible y nos dispusimos, tras esa ducha necesaria fria y con agua escasa, a investigar las calles de aquella ciudad y a averiguar si nos sentiamos agusto en ella.
La mayor satisfaccion para los dos, que ya teniamos ganas de compartir conversaciones, cerveza fria e impresiones con alguien diferente a maria jose y victor, fue encontrarnos con una curiosa pareja de amigos indios en un tipico y cutre bar de esos indios que te asustan al mirarlos desde fuera y te encanta al sentirlos desde dentro...La curiosidad tipica india y las ganas de salir de su rutina de los sabados mirando a la nada, les animo a hablar con nosotros con ese ingles que chapurreamos nosotros y que se esfuerzan por acentuar ellos con un tono mas anglosajon y menos hindu. A partir de ahi: todo fueron risas, sorpresas y emociones y terminamos esa tarde invitados a una sabrosa merienda de esas que te pican hasta el alma en casa de este hombre que se sentia tan afortunado de que le complaciesemos con nuestra visita a su familia, a su hogar y a su vida.
El dia lo consagre como los grandes vencedores de la historia que se abren a todo lo que venga y reclaman lo que queda por venir, con la reunion cibernautica que mantuve con los mios que me esperaban al otro lado de la pantalla, alli en mi casa y en la suya. Estaban todos, como siempre han estado, esperando verme sonreir y decirles que los quiero y que los necesito como siempre.
Dejamos atras la ciudad al dia siguiente y nos lanzamos (mochila a cuestas y fuerza por bandera) a subirnos en un bus de esos que tambien asustan desde fuera, sin saber hacia donde exactamente nos llevaba, ni cuanto tiempo estariamos subidos a ese trasto que se iba a desarmar de un momento a otro, si habria parada a medio camino para refrigerar nuestro sudor y nuestra paciencia, ni cuando llegariamos donde pretendiamos llegar: el parque natural de Bandipur.

No hay comentarios:

Publicar un comentario