miércoles, 23 de junio de 2010

LAOS: LUANG PRABANG


Entrada a Laos por el rio Mekong.

Cinco minutos antes de subirnos a este tortuoso autobus hacia Luang Prabang.

Monjes budistas banandose en el Mekong.

No llovia: el paraguas era para protegerse del sol.

Paseando por la antigua colonia francesa...

Una bonita vista del Mekong.

Mercado diario de la ciudad: una de las cosas que mas nos gustaron.



Cruzamos en canoa el tramo del rio Mekong que separaba la frontera tailandesa (Chiang Khong) y la laosiana (Huay Xai) y, tras plasmar en nuestro pasaporte el sello de un nuevo pais y abonar el importe correspondiente a un nuevo visado, desistimos de la idea originaria de viajar desde alli hasta la ciudad de Luang Prabang en barco, porque solo partian por la manana y, por tanto, teniamos que quemar las horas de todo ese dia en aquella frontera (que nos recordaba demasiado a los dias en la frontera de Nepal) hasta la manana siguiente que partiesemos y porque el viaje resultaba demasiado caro para lo que nos ofrecian aquellos barqueros laosianos.

De modo que, provistos de una nueva moneda (kip) y de aquella cantidad de billetes que la casa de cambio nos dio a cambio de nuestros tristes 200 euros (1e=10.000kip), nos fuimos a la estacion de autobus en busqueda de un vehiculo que esa misma tarde nos llevara a Luang Prabang.
Fueron otras 15 horas interminables y dolorosas para la espalda y las piernas de Victor en aquellos asientos fabricados para la estatura menuda de los laosianos y para la estridente sintonia de sus radios y su molesto volumen y para esas tradiciones higienicas que comparten con los indios, de escupir por la ventana, eructar cual mamifero salvaje y limpiar la mucosidad de sus narices al aire: caiga donde caiga...
Nos salvo de aquel suplicio el homenaje que le dimos a nuestros ojos, divisando aquellos magnificos paisajes de villas salvajes banadas por el rio Mekong.

Tras una ducha y una siesta pre-almuerzo, recorrimos la ciudad por la orilla del rio y, pronto, caimos en la cuenta de que, aquella ciudad-antigua colonia francesa estaba siendo maquetada para un publico turista que no se asemeja demasiado a lo que buscabamos de aquella, ni a lo que necesitabamos como primera impresion de Laos.
De modo que, esa misma manana adquirimos un billete de autobus hacia un punto cualquiera de nuestro mapa del pais y en direccion noroeste (esa era la ruta, en un principio disenada que nos llevaria, mas tarde, a Hanoi, en Vietnam), arriesgandonos, con ello, al resultado de esa eleccion y a improvisar otro recorrido por Laos, alejado de un Benidorm como aquel.

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