sábado, 31 de julio de 2010

JAVA: YOGYKARTA


Calle principal de Yogikarta.

Paseando por las calles, atestadas de gente y de tiendas de Batik.

Un arreglillo al pantalon de todos los dias.

Artesania local: el Sultan y su esposa.

Tenian pasion por los pajaros. Una pajareria en plena calle.

Puerta del Palacio del Agua.

Las calles de Kraton: el casco antiguo de la ciudad.

"The Water Castle": No water, no castle.

Los quehaceres diarios vistos desde el Castillo.

Intentando llamar a mi madre con tecnologia local.

Subida al templo de Borobudur.
El templo de Borobudur.

En todas las paredes del templo narran la historia de Buda.

Sobre la base del templo, pequenas estupas con budas en su interior.

Como la esfinge de Egipto: bella, pero sin nariz.

Rumbo a Singapore y equipada para el aire acondicionado del avion.




LLegamos cuando todavia la ciudad dormia, excepto un anciano que trabajaba por la noche o que se habia levantado demasiado pronto y nos llevo en su bici-taxi hasta la zona hotelera mas reclamada por los autodenominados "mochileros", o "backpakers" que suena con mas clase y con ese acento anglosajon al que los espanoles, frecuentemente, recurrimos para referirnos a la misma cosa (como diria un latinoamericano...) dandole un sonido mas sonoro o con mas audiencia y que, en el fondo y a mi manera de sentir estas cosas, no es mas que un arma de doble filo con la que apunalar nuestra lengua y nuestras raices, que muy lejos quedan de aquellas tierras de te con pastas, de pudding sin aceite de oliva y de carreras de caballos sin faralaes y sin peineta.

Me permito ahora una reflexion cocida a fuego lento y tras muchos dias de encuentros, de observaciones y de salpicaduras de historias de otros que escuchamos de propia voz o de fabulaciones caseras, que tambien nos gustan y nos hacen seguir sonando: Hace unos dias, le comente a Victor que, desde aqui, desde la barrera, nos hemos dado cuenta, sin demasiada dificultad, que la insignia y el sobrenombre de "mochileros" no condecora a todo aquel que viaja sustituyendo la maleta de ruedas por una mochila a sus espaldas. Lo de mochilero llega a ser, una vez que pisas estas tierras, un titulo de condecoracion y merito que solo deberian recibir unos cuantos que ensucian sus mochilas con la grasa de los medios de transporte locales; que rompen sus zapatillas a golpe de caminatas eternas ahorrandose la comodidad de un taxi; que desayunan arroz blanco con hileras de guindillas reventando su estomago y su flora intestinal porque no frecuentan los restaurantes occidentales en los que te sirven el muesli con leche fresca y fruta abundante; los que tienen que tirarse a la carretera y esperar a que la buena voluntad de quien por alli cruce les suba a su automovil y les libre de una noche mas al raso, ya que no pueden ni quieren pagar la tarifa para turistas en un comodo tren-cama con cena para dos o en un autobus con asientos de piel reclinables y televisores de pantalla plana... "Mochileros" son los que consiguen recorrer paises, culturas, tradiciones, paisajes, fotografias, personas y vidas sin sentir, en un solo momento, que estan disfrutando de unas largas vacaciones. Y ese, ha sido nuestro trabajo en este viaje.
Ahora, comprendereis mejor que decidieramos subirnos a aquella bici-taxi y recorrer siete kilometros en una hora y media, con la recompensa de pagarle a aquel anciano, por su trabajo, un euro y limpia su mirada, durante todo el trayecto, de sufrimiento y de cansancio a pesar de arrastrar con sus menudos cuarenta y cinco kilos de peso y casi setenta de edad a nosotros dos y los veinticinco kilos de nuestras mochilas, a veces pedaleando y otras, empujando cuesta arriba hasta el proximo tramo llano de carretera.

No pudimos conseguir una habitacion en toda la zona, debido a un congreso musulman de importancia nacional que se celebraba esa semana en la ciudad y que habia congregado a todo el pais en la misma y alrededor de su Sultan, de sus creencias y de sus apologias sobre el deber y el sacrificio. Desfilaban, asi, frente a nosotros una pasarela de indumentarias y actitudes propias de la religion musulmana y tan distintas de aquellas otras, propias de India y parte de Indonesia (hinduismo) y de Tailandia y Laos (budismo).
Segun nos contaba un chaval de la ciudad, de esos sin oficio titulado pero con muchos diversos en la practica de la picaresca y la necesitada sabiduria en eso de prestarse para todo cuanto puedas requerir (taxista, guia turistico, relaciones publicas de hoteles y restaurantes, proveedor de cervezas y de cuantas sustancias solicites y primo de la senora de la lavanderia), el motivo de que, en los ultimos anos, se hubieran producido dos atentados en Bali (Kuta y Ubud), era debido al radicalismo integrista que profesan los musulmanes de la isla vecina, diferenciandolos de estos, que viven y pregonan su religion de manera mas tolerante y menos salvaje.

Llegamos a Yogikarta el famoso once de julio y todos los indonesios estaban preparados para el deseado triunfo de la seleccion espanola en su casi milagroso encuentro contra Holanda: banderas espanolas izadas en las calles con no se cual patriotismo, camisetas de la seleccion en los torsos de jovenes y mayores, anuncios en todos los bares de la ciudad de la programacion del partido en esa madrugada de lunes (se televisaria a la 1.30 a.m.) y pantallas de television en las avenidas principales, como anunciando la celebracion multitudinaria que tendria lugar tras el triunfo.
A partir de ese dia, fuimos felicitados por todo aquel que supo de nuestra nacionalidad con un entusiasmo y un orgullo que nada contaba de los kilometros y la cultura que nos separan.

Tras recuperarme lo suficiente como para poder recorrer aquellas calles, visitamos los anunciados templos y edificios turisticos de la ciudad: la "humilde" vivienda del Sultan del pais y de su plebe; el casco antiguo compuesto por abigarradas calles de piedra en las que despuntaban las humildes casas de sus habitantes y sus quehaceres cotidianos y que se disponian alrededor del "Castillo del Agua" que, como ellos mismos y con sentido del humor te decian "Ni Castillo, ni agua", ya que alli solo quedaban los restos que el terremoto sufrido hace unos anos alli dejo; la famosa industria del "batik" (trajes regionales tipicos, confeccionados con delicadas y floridas sedas) que alimenta las bocas de aquellas gente y la fama de su ciudad.

Solo Victor pudo disfrutar de unas de las visitas mas obligadas de la isla de Java (el templo budista de Borobudur) ya que esa manana, mi fiebre afloraba con ahinco y las fotografias que obtuvo dan sobrada muestra de su belleza.
A la manana siguiente, cuando aun el sol no habia salido, cogimos un taxi hasta el aeropuerto. Esta vez. no podiamos recurrir al medio mas economico porque necesitabamos estar facturando en 20 minutos. Desde alli, volabamos a Singapore.
Nos falto llegar a la isla de Sumatra; pero, ya teniamos fecha de vuelta a Espana y no nos daba tiempo y debiamos elegir y elegimos Singapore, Malasia y el sur de Tailandia.

miércoles, 21 de julio de 2010

JAVA: BROMO


Despidiendonos de Bali, hasta el barco.

Subiendo al ferry que nos llevaba a la isla de Java.

Esperando el amanecer abrazados, por amor y por frio.

Mikel y Elvira (en el centro), una pareja holandesa y nosotros y toda la ropa que llevabamos encima para combatir ese frio...

El amanecer que contemplamos.

Acercandonos, entre la niebla, hacia el volcan.

Preparandome para la subida.

La costosa subida final: 460 escalones.

La boca del volcan escupiendo azufre y sulfuro...como olia aquello!!

La peregrinacion ascendiendo hacia la cumbre.

En la cima del volcan y con otro a sus espaldas.

La cara de felicidad tras recibir el regalo mas necesitado!!
Lugareno del pueblo.

El vendedor de cacahuetes.

Pedi un cafe con leche( "kopi susu") y esto fue lo que me pusieron...A pesar de su color y su espesura extrana, estaba rico.

Si no fuera por las gafas divinas y la espesa barba (todos los indonesios son imberbes), pasariamos desapercibidos entre ellos.

Preparando el tan ansiado bocata de jamon...llegaba el olor al conductor del bus.

Tras un nuevo intento fallido por procurarnos un viaje mas mochilero y huir de los packs turisticos que, frecuentemente, te obligan a contratar si tienes la intencion de visitar cualquier atraccion de mayor o menor interes cultural o artistico, llegamos al destino (el pueblo donde se encuentra el volcan de Bromo) ahorrandonos 8 miserables euros, (con respecto al "paquete" facil y comodo que podiamos haber contratado desde la puerta misma de nuestro hotel en Ubud) con demasiado sudor y agotamiento mental en dos cuerpos enrabietados, cuya furia aumento al percatarnos de que, finalmente, debiamos "pasar por el aro" y pagar la tasa desorbitada, sin alternativa, que nos facturaban con amabilidad para descansar esa noche en un hotel del pueblo y que nos subieran, por la manana, a ver amanecer frente al maravillosamente conocido volcan.

En ese pueblo, al anochecer, la temperatura bajaba a cero grados y el personaje de la agencia me contrato un hotel de "economy-room" sin agua caliente, para compensar el descuento que consegui tras un agotador regateo. Esa ducha de agua gelida fue tan asesina que me provoco cinco dias de fiebre y unas placas en la garganta mas feas que su mala fe y su poca honradez.

A las 3:30 a.m., sono el despertador, alquile una cazadora raida y de cuatrigesimo uso y nos subimos al jeep que nos llevaba hasta el volcan. Vimos amanecer frente a sus impresionantes dimensiones y como, poco a poco, la luz del sol iba dando forma e imagen a lo que se vislumbraba desde la penumbra de las cuatro de la manana.
Si bellas fueron estas imagenes, impresionantemente bonitas y grandiosas (no creo que volvamos a ver un volcan de tal dimension tan cerca...) resultaron al subir a su cima y contemplarlo cubriendonos el rostro con un panuelo que nos protegiera del olor a azufre que desprendia.
Las fotografias hablan por si solas.

Ademas de las miles de personas de todas partes del mundo que alli estaban, acercandose a fotografiar esta belleza natural (a pie, a caballo, en motocicleta, en jeep,...), encontramos a una pareja de Pamplona (Mikel y Elvira) que, al igual que muchos otros afortunadamente inquietos y sabios, se colgaban una mochila a sus espaldas los veinte dias que el Estado o los particulares les conceden de vacaciones estivales y recorrian un pais por ano sin guia y sin "todos incluidos".
Se marcharon del pueblo unas horas antes que nosotros porque se dirigian hacia otra ciudad y nos despidieron regalandonos 200gr de delicioso jamon serrano que nos hizo casi llorar y recordar, si cabe, aun mas lo que dejamos en Murcia y lo bien que huele y que sabe todo lo que traiga un recuerdo de casa, de lo nuestro y de lo que siempre falta, por muy feliz y muy pleno que te sientas.
Nos comimos ese jamon saboreandolo con tanto placer, dentro del autobus que nos llevaba a Yogikarta, que aun nos resuena en el paladar su sabor y todo el eco que arrastra.
Gracias Mikel y Elvira.

martes, 20 de julio de 2010

BALI: UBUD


Todas las fachadas de los templos estaban decoradas con este curioso estilo balines: precioso.

El tranquilo balines artesano que fabricaba cestas de mimbre.

Mi super regalo de cumpleanos!!. Victor te quiero.
Y asi era la habitacion por dentro...Una noche sin cucarachas!.

Los jardines del hotel. El recepcionista no se creia que, con las pintas que llevabamos fueramos a pagar esa habitacion...

Mi rostro de felicidad y de relajacion dentro de esa estupenda piscina.

Su rostro de satisfacion por acertar con el regalo.

Queria simular una balinesa por un dia...Dios!! que baño nos dimos despues de cuatro meses...
El interior del hotel al que fuimos al dia siguiente: tampoco estaba nada mal, pero sin lujos.

La entrada de uno de los espectaculares templos de la ciudad.

Una de las escenas de la danza balinesa.

Otra de las escenas de la danza: esta, mas bella.

Desfile festivo bajo la lluvia.

Y detras, el sector femenino del desfile con las ofrendas para los dioses sobre la cabeza.

Puerta de entrada de nuestro hotel y todos los demas...Maravilloso.

Otro de los templos que embellecian la ciudad.

Bello paisaje de campos de arroz desde la terraza de la cafeteria.

En el Monkey Forest intentando hablar con el...

Casa de la cultura de Ubud.

Jardin de la flor de loto.

En el centro del jardin y en el centro de todas las fotos.


Hemos registrado a Ubud en nuestro cuaderno de recuerdos y de sensaciones como la "ciudad-spa" en la que cumpli 28 años.
Era una ciudad, sin duda, especial y con un delicado halo de misterio engalanado por hotelitos de piedra, con puerta carcomida del moho que, a sus paso deja el monzon, con un minitemplo coronando el centro del hall y coquetos bungalows dispuesto de manera circular alrededor del antiguo santuario; calles y avenidas amplias y limpias decoradas, a cada lado, por delicadas y gustosas tiendas de antiguedades y de arte que pintaban la ciudad de color acuarela, con mucho estilo, como estilo tenian aquellas esculturas de bronce y de madera disenadas con la mayor de la humildad. Como elegantes, eran los trajes tradicionales y los artesanos juguetes que aquellos artistas de cincel y martillo, de aguja y de pincel disponian para el gusto y el placer de sensibles y afortunados.
Era una ciudad-spa porque relajadas eran sus esquinas y sus contornos, tranquilos y educados sus vecinos, con curiosas y sonoras danzas y fiestas populares y nada ruidosas ni sucias... Resultaba relajante y terapeutico disfrutar de un cafe en cualquier terraza de cualquier bar delicadamente decorado y cuidado y con un gusto especial condimentado de ubicacion y recogimiento; saboreando la tranquilidad de aquel bello paisaje de campos de arroz anegados y nenufares flotando en aquellas aguas calmas.
Las balinesas festejaban sus fiestas, por aquellos dias, visitiendo bellos trajes de hilos dorados y faldas largas y muchas flores y, ellos, con satenes y rasos de color marfil y tipicos sombreritos de tela combinados con el estampado dorado de su galante y tradicional vestimenta.
Con el sabor en la piel del maravilloso hotel en el que pasamos mi cumpleanos, con la bonita velada de esa noche en el restaurante balines en el que cenamos solos y nos despreocupamos de nuestra humilde condicion de viajeros sin fondos y con la energia que recibimos de aquella ciudad y de sus colores y su lluvia, nos despertamos el siete de julio y un "privado" conductor del pueblo nos esperaba para llevarnos a la estacion de autobuses mas cercana, para dirigirnos hacia el volcan de Bromo, en Java: seguiamos nuestro camino hacia Bromo, dejando, ya, atras Bali y sus contrastes y su particular belleza.