miércoles, 7 de julio de 2010

Sam Neua y frontera de Vietnam


Vista de la ciudad de Sam Neua: desde tan lejos parecia mas bonita...

La siempre presente y digestiva sopa laosiana (unica alternativa al siempre presente y pesado arroz en todas sus variedades).

La calle de nuestro hotel de Sam Neua.

En el bus de camino a la frontera de Vietnam, cuando aun no sabiamos lo que nos esperaba...

La frontera de Laos que solo cruzamos por unos minutos.

Nuestra decepcionante espera en la frontera, con la mejor de nuestras sonrisas.

Haciendo un nuevo honor a la tan conocida guia de viajes y aprobando, esta vez, sus recomendaciones, Sam Neua no fue mas que esa obligada para de descanso entre Laos y Vietnam, en la que retomar fuerzas durante un dia y averiguar la forma de adquirir un vehiculo que nos llevara hasta Hanoi (capital de Vietnam).
Tan alejado de todo estaba este pueblo y tan desprovisto de algo mas que un plato de arroz, una sopa caliente demasiado verde y un mercado de carnes y pescado disecados entre las moscas y espolvoreados con un delicado glasse de tierra y polvo..., que no encontramos ni un cajero automatico que funcionase, ni un banco con servicio al publico y tuvimos que subirnos a aquel autobus que nos llevaba a Hanoi, acordando previamente con el conductor que le pagariamos el billete a nuestra llegada a la capital.

El trayecto, esta vez, fue mas corto de lo que esperabamos y mas angustioso de lo que habriamos deseado: a nuestra llegada a la frontera de Vietnam, los "agradables" Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado nos invitaron a regresar a Laos porque no disponiamos del visado pertinente y obligatorio para nuestra entrada en el pais (esa parte de la Lonely planet no la habiamos leido...). Y, tras una procesion de plegarias y suplicas a aquella gente para que nos dejaran cruzar a Vietnam, tuvimos que descargar nuestras mochilas de la baca de aquel autobus y regresar, caminando, hasta la frontera de Laos a la espera de un vehiculo que, con los seis euros que nos quedaban, quisiera llevarnos de vuelta a Sam Neua.

No nos despedimos de la chica de Malasya ni de su novia, de la pareja de chicos alemanes (uno de los cuales, balbuceaba el espanol que recordaba de sus clases en el colegio), el chico filipino que intento consolarnos y la simpatica chica alemana de shorts y piernas de metro y medio que se dirigio a mi con una de esas frases que se dicen cuando no se sabe que decir y cuando es mejor, simplemente, permanecer callado: "you had to take the visa to Vietnam before to enter to the country, in Luang Prabang"... "Pues ya, idiota rubia perfecta! (pense yo...), pero es que salimos corriendo de Luang Prabang, asqueados de europeos como tu que creen que alli viven los laosianos y que aquello es Laos".

Tras casi cuatro horas sentados en aquella frontera, durante los cuales los policias nos consolaban diciendonos que pronto llegaria el bus que se dirigia a Laos ("the bus is coming...", escuche tres veces), sin comida, sin dinero y con esa angustiosa sensacion de mala suerte que nos ahogaba y que, de nuevo, nos frenaba y nos ponia un nuevo obstaculo en el camino...; conseguimos, con nuestros ultimos seis euros, subirnos a aquel autobus repleto de estudiantes laosianos que venian de Vietnam y llegar a Sam Neua, por segunda vez, decidiendo alli que hariamos a partir de entonces.

Como el dia habia resultado tan facil y agradable, nos esperaba una nueva prueba a nuestra llegada a la ciudad: seguian sin funcionar los dos unicos cajeros automaticos de la misma y era domingo y, por tanto, los bancos estaban cerrados. No teniamos dinero, no habiamos comido nada en todo el dia, necesitabamos una ducha y descansar y no teniamos con que pagarlo...
Cuando ya nos veiamos durmiendo en la calle y sin fuerzas para seguir afrontando tanta dificultad, una chica suiza (Yasmine) que caminaba por aquellas calles y que nos vio sentados en la carretera, nos sugirio intentar cambiar nuestros veinte preciados dolares y nuestro billete de veinte euros por kips laosianos en algun hotel de la zona; todos se negaron, pese a mis suplicas casi en llanto, hasta que una nueva luz nos dio un soplo de vida y en una tienda cuyas puertas se cerraban cinco minutos despues, una buena senora nos cambio nuestro dinero y pudimos cenar esa noche y dormir en una cama hasta el dia siguiente, en el que continuarian la lucha y los retos.

Si algo teniamos claro, es que no ibamos a regresar a Luang Prabang para adquirir el visado que necesitabamos para entrar en Vietnam; de modo que, solo teniamos dos opciones: dirigirnos a Vientiane (capital de Laos) y darnos, asi, la oportunidad de visitar un nuevo lugar de este interesante pais y, alli, adquirir el visado a Vietnam o, desde alli, ver la forma de darle un nuevo giro a nuestro viaje y llegar de la manera mas rapida a Indonesia...
Recorde, entonces, la frase que siempre nos dedicamos mi amiga Inma y yo y que tanta luz nos da: "Todo lo que nos sucede y todo lo que vivimos siempre sucede por algo y todo tiene una respuesta que, solo el tiempo, te descifra". Y, escuchando estas palabras desde ese mas alla que siempre te une con tus expertos y que hace que siempre estemos muy cerca, se las recite a Victor y decidimos ir a Vientiane y, desde alli, volver a Bangkok para coger un vuelo que nos llevara, ni mas ni menos, que al aeropuerto de Bali!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario