Despidiendonos de Bali, hasta el barco.
Subiendo al ferry que nos llevaba a la isla de Java.
Esperando el amanecer abrazados, por amor y por frio.
Mikel y Elvira (en el centro), una pareja holandesa y nosotros y toda la ropa que llevabamos encima para combatir ese frio...
El amanecer que contemplamos.
Acercandonos, entre la niebla, hacia el volcan.
Preparandome para la subida.
La costosa subida final: 460 escalones.
La boca del volcan escupiendo azufre y sulfuro...como olia aquello!!
La peregrinacion ascendiendo hacia la cumbre.
En la cima del volcan y con otro a sus espaldas.
La cara de felicidad tras recibir el regalo mas necesitado!!
Lugareno del pueblo.
El vendedor de cacahuetes.
Pedi un cafe con leche( "kopi susu") y esto fue lo que me pusieron...A pesar de su color y su espesura extrana, estaba rico.
Si no fuera por las gafas divinas y la espesa barba (todos los indonesios son imberbes), pasariamos desapercibidos entre ellos.
Preparando el tan ansiado bocata de jamon...llegaba el olor al conductor del bus.
Tras un nuevo intento fallido por procurarnos un viaje mas mochilero y huir de los packs turisticos que, frecuentemente, te obligan a contratar si tienes la intencion de visitar cualquier atraccion de mayor o menor interes cultural o artistico, llegamos al destino (el pueblo donde se encuentra el volcan de Bromo) ahorrandonos 8 miserables euros, (con respecto al "paquete" facil y comodo que podiamos haber contratado desde la puerta misma de nuestro hotel en Ubud) con demasiado sudor y agotamiento mental en dos cuerpos enrabietados, cuya furia aumento al percatarnos de que, finalmente, debiamos "pasar por el aro" y pagar la tasa desorbitada, sin alternativa, que nos facturaban con amabilidad para descansar esa noche en un hotel del pueblo y que nos subieran, por la manana, a ver amanecer frente al maravillosamente conocido volcan.
En ese pueblo, al anochecer, la temperatura bajaba a cero grados y el personaje de la agencia me contrato un hotel de "economy-room" sin agua caliente, para compensar el descuento que consegui tras un agotador regateo. Esa ducha de agua gelida fue tan asesina que me provoco cinco dias de fiebre y unas placas en la garganta mas feas que su mala fe y su poca honradez.
A las 3:30 a.m., sono el despertador, alquile una cazadora raida y de cuatrigesimo uso y nos subimos al jeep que nos llevaba hasta el volcan. Vimos amanecer frente a sus impresionantes dimensiones y como, poco a poco, la luz del sol iba dando forma e imagen a lo que se vislumbraba desde la penumbra de las cuatro de la manana.
Si bellas fueron estas imagenes, impresionantemente bonitas y grandiosas (no creo que volvamos a ver un volcan de tal dimension tan cerca...) resultaron al subir a su cima y contemplarlo cubriendonos el rostro con un panuelo que nos protegiera del olor a azufre que desprendia.
Las fotografias hablan por si solas.
Ademas de las miles de personas de todas partes del mundo que alli estaban, acercandose a fotografiar esta belleza natural (a pie, a caballo, en motocicleta, en jeep,...), encontramos a una pareja de Pamplona (Mikel y Elvira) que, al igual que muchos otros afortunadamente inquietos y sabios, se colgaban una mochila a sus espaldas los veinte dias que el Estado o los particulares les conceden de vacaciones estivales y recorrian un pais por ano sin guia y sin "todos incluidos".
Se marcharon del pueblo unas horas antes que nosotros porque se dirigian hacia otra ciudad y nos despidieron regalandonos 200gr de delicioso jamon serrano que nos hizo casi llorar y recordar, si cabe, aun mas lo que dejamos en Murcia y lo bien que huele y que sabe todo lo que traiga un recuerdo de casa, de lo nuestro y de lo que siempre falta, por muy feliz y muy pleno que te sientas.
En ese pueblo, al anochecer, la temperatura bajaba a cero grados y el personaje de la agencia me contrato un hotel de "economy-room" sin agua caliente, para compensar el descuento que consegui tras un agotador regateo. Esa ducha de agua gelida fue tan asesina que me provoco cinco dias de fiebre y unas placas en la garganta mas feas que su mala fe y su poca honradez.
A las 3:30 a.m., sono el despertador, alquile una cazadora raida y de cuatrigesimo uso y nos subimos al jeep que nos llevaba hasta el volcan. Vimos amanecer frente a sus impresionantes dimensiones y como, poco a poco, la luz del sol iba dando forma e imagen a lo que se vislumbraba desde la penumbra de las cuatro de la manana.
Si bellas fueron estas imagenes, impresionantemente bonitas y grandiosas (no creo que volvamos a ver un volcan de tal dimension tan cerca...) resultaron al subir a su cima y contemplarlo cubriendonos el rostro con un panuelo que nos protegiera del olor a azufre que desprendia.
Las fotografias hablan por si solas.
Ademas de las miles de personas de todas partes del mundo que alli estaban, acercandose a fotografiar esta belleza natural (a pie, a caballo, en motocicleta, en jeep,...), encontramos a una pareja de Pamplona (Mikel y Elvira) que, al igual que muchos otros afortunadamente inquietos y sabios, se colgaban una mochila a sus espaldas los veinte dias que el Estado o los particulares les conceden de vacaciones estivales y recorrian un pais por ano sin guia y sin "todos incluidos".
Se marcharon del pueblo unas horas antes que nosotros porque se dirigian hacia otra ciudad y nos despidieron regalandonos 200gr de delicioso jamon serrano que nos hizo casi llorar y recordar, si cabe, aun mas lo que dejamos en Murcia y lo bien que huele y que sabe todo lo que traiga un recuerdo de casa, de lo nuestro y de lo que siempre falta, por muy feliz y muy pleno que te sientas.
Nos comimos ese jamon saboreandolo con tanto placer, dentro del autobus que nos llevaba a Yogikarta, que aun nos resuena en el paladar su sabor y todo el eco que arrastra.
Gracias Mikel y Elvira.
Gracias Mikel y Elvira.
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